A primera impresión, pareciese una de las tantas historias sobre un adolescente que deberá sentar cabeza consecuencia de una tragedia. Totone (Maiwene Barthelemy) se la pasa de lo lindo mientras las responsabilidades recaen en su padre. Esto cambiará para cuando un accidente deje huérfano al protagonista y su pequeña hermana. Si bien se abre el telón para una historia dramática que podría predecir el toque de fondo de alguien que no está preparado para enfrentar su nueva vida, la directora Louise Courvoisier decide en su lugar desmentir de inmediato esa posibilidad al descubrir una senda que bien podría enderezar a su personaje. Vingt dieux (2024) es una película de mirada optimista, casi romántica tomando en cuenta el escenario o las circunstancias. Estamos en una comunidad rural francesa. Este es el caso de todavía un menor de edad cargando tremenda responsabilidad en un espacio de granjeros y productores, tanto chicos como grandes. A esa realidad, se le suma lo difícil que es conducir un oficio tradicional achicado por la producción industrial. Muy a pesar, esta ópera prima decide no pensar al respecto, sino contemplar un campo visual en donde la producción artesanal es posible, remunerable y hasta valorada. Dicho esto, no trataremos con una película dramática, sino inspiradora, ello a propósito de un emprendimiento.
viernes, 17 de mayo de 2024
Cannes 2024: Holy Cow (Un certain regard)
Vingt
dieux es una película que todo estado que goza de una
comunidad que depende de la producción rural debería de ver. Aquí la gran
fuente es el queso, pero este alimento podría suplirse por alguna planta o
cualquier otro producto procesado bajo métodos tradicionales, aquellos que no
demandan de toda una movida industrial. Sucede que Totone, luego de fracasar en
una y otra cosa producto de su inexperiencia frente a su rol de “adulto”,
observará en la producción de queso artesanal su oportunidad para salir de
tanta incertidumbre. Él está decidido a concursar en una selecta competencia de
quesos a fin de hacerse con un jugoso premio compuesto por muchos euros. Solo
tiene que hacer un queso, su propio queso. ¿Qué tan difícil puede ser? Vingt
dieux se convierte así en un tutorial para principiantes de producción de
queso comté. Ahora, no es que se nos dispondrá una receta básica para hacer
queso. La idea de esta película es que la historia de Totone sirva de modelo
inspiracional para jóvenes generaciones sin miedo al emprendimiento. Eso está
genial. Es como si el emprender fuese un nuevo “yoga” para que adolescentes
reconozcan una pasión, dejen la vagancia y maduren en distintos sentidos. Pero
hay algo también muy importante. Louise Courvoisier se interesa en que se
rescate una sabiduría: el proceso de queso artesanal. Y como lo señalé líneas
arriba, no solo se trata del queso, sino de muchos otros oficios que
absurdamente se los asocia a las generaciones muy adultas. Esta película es un
freno a la extinción de esos conocimientos.
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