jueves, 15 de febrero de 2018

15:17 Tren a París

En razón al adelanto del próximo proyecto de Clint Eastwood, podemos decir que con 15:17 Tren a París (2018) el director estadounidense cierra una trilogía simbólica sobre los héroes ordinarios, ciudadanos comunes que a propósito de sus gestos humanitarios realizan proezas que afloran de forma espontánea a pesar del riesgo o el debate moral. Para responder a esa naturaleza, Eastwood hace retrato biográfico de estos sus últimos héroes. Es decir, más allá de preferir enfocarse en rememorar el incidente, prefiere dar razón a la reacción. Así como sucede en Francotirador (2014) o en Sully (2016), hay una revisión a los antecedentes de los protagonistas. Quiénes son estos individuos, cómo vivían antes de convertirse en héroes nacionales (y de paso foco de controversia, caso el piloto Chesley Sullenberger). Es mediante la asistencia a dichas interrogantes que su filme no se interesa en dilatar la acción.
15:17 Tren a París no es una película que aspira a convertirse, por ejemplo, en un filme tipo Vuelo 93 (2006) en donde la tensión es sofocante. La historia de unos jóvenes que lograron frustrar un ataque suicida en un tren es la excusa para evaluar el cotidiano de sujetos comunes, la vida de un grupo de amigos que estuvieron caminando a la línea de la fraternidad, el gesto solidario estimulado por una educación cívica que se establece mediante una lección en clase o la aparición de un soldado sirviendo a su país. Así como en Francotirador, Eastwood razona que los ideales de nación magnifican al individuo. No hay más gratificación que el servir al resto, así se exponga la integridad de uno. Es mediante esto que gran parte de 15:17 Tren a París consta en los tres amigos, durante la niñez o la pubertad, pasando el rato y formando sus valores civiles. Son los individuos habituales, pero que serán capaces de realizar un acto extraordinario en consecuencia de ese adiestramiento.
A partir de esto es significativo que los autores reales de este hecho sean los mismos que protagonicen la película. 15:17 Tren a París da valor a que cualquier persona está al alcance de un protagonismo heroico. Pueda que el director piense también en ese aditivo de modestia y humildad. Los protagonistas deben de expresar la mayor sobriedad posible, algo que no podría conseguirse con algún actor conocido que trae consigo una fama. Estamos hablando pues de un empleado y dos soldados voluntarios como pueden ser muchos. La cotidianidad y la simpleza son la fortaleza de la película. Claro que no por eso Clint Eastwood no deja de estimular la expectativa. De cuando en cuando la trama se remonta al instante en que sucede el hecho al que hace alusión el título, y cuando acontece este es breve y con la tensión precisa que no adultera al testimonio real. Como sucede en la escena de Sully cuando el avión desciende en el río Hudson. Es una escena en trance, pero sin el maquillaje espectacular.

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