En primera plana (2015) es una película que se apropia de un tema polémico en
favor a hacer oda a un oficio; el periodístico. La mayoría de los personajes de
esta película no son curas u abogados apañando un crimen masivo. Los héroes de
esta historia son, en su lugar, un grupo de reporteros descubriendo la
fechoría. Hay además una alusión a esta profesión sostenida por las normas de la
“viaje escuela”. Es mediante esto que el compromiso y la maña se ponen a la orden,
a propósito de que una sección de investigación del diario Boston Globe designa
un caso muy delicado a un grupo de sus empleados. Hurgar sobre este, implica el
riesgo que podría recaer tanto en los asignados como en la propia institución.
Con esto se abre entonces el clásica enfrentamiento entre organismos; en este
caso, es el poder de la Iglesia versus el Cuarto Poder. El director Thomas
McCarthy, sin embargo, no convierte su película en un cuadrilátero. Aquí no
veremos pugnas o periodistas recriminando cara a cara a los culpables. El filme,
en su lugar, se inclina a un argumento de investigación, incluso hasta un nivel
detectivesco.
De esta forma es que
veremos a un equipo en constante movimiento. El ambiente periodístico es amplio
y disperso, y eso lo dejan en claro los protagonistas de esta historia, quienes
transitan tanto por oficinas públicas como privadas. Toda clase de reuniones o
visitas se manifiestan en estas; las previstas como casuales, así como las clandestinas.
La faceta de estos reporteros parece asemejarse a la de un detective privado,
la diferencia es que, en este caso, no existe una persona real a quién
perseguir. Tal como lo manifiesta uno de los periodistas a cargo de esta “misión
secreta”, si bien el tema de investigación consta sobre los abusos sexuales a
infantes cometidos por sacerdotes, los sacerdotes aquí no son los perseguidos.
La persecución apunta a explorar a algo macro. Estas son las acciones sometidas
por una organización.
Temáticamente, En primera plana no es novedad. Años
atrás el documental Líbranos del mal
(2006), realizado por Amy Berg, ya se había encargado de desvelar ese lado sórdido
y “anónimo” de la Iglesia, en referencia a las denuncias acalladas por la misma
institución eclesiástica. En cuestión de testimonios o sondeos, la película de McCarthy
incluso queda corta al costado del documental. En primera plana, desde ese sentido, tiene una razón más para concentrar
su atractivo en la praxis periodística. En razón a esto, es valioso evaluar los
roles actorales, los cuales sobresalen de forma pareja. Si bien Mark Ruffalo es
el que manifiesta una catarsis más plena respecto al resto, esto no minimiza a
esas otras personalidades. Por otro lado, pueda que Ruffalo sea después de todo
el retrato más atractivo, sin embargo, tiene algo de postizo, detalle que también
comparten sus colegas. Una debilidad de En
primera plana es ver a los protagonistas lidiando con sus propios
conflictos, las cuales curiosamente se ven relacionados al caso en cuestión. Al
parecer el guión quiere resaltar que, literalmente, estos reporteros están
envueltos en una labor que se ha tornado en algo “personal”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario