Del 13 al 23 de octubre se llevará a cabo una nueva edición de Lima Alterna Festival Internacional en 4 ciudades del Perú.
Junhee (Lee Hye-yeong) visita sin previa cita a una amiga. De inmediato, se percibe una incomodidad en la atmósfera. ¿Algún viejo resentimiento? Entonces sucede ese curioso momento en que la visitante insiste a la hija de su amiga le enseñe a hablar el lenguaje de señas. “De ahora en adelante nadie habla, solo haremos señas”; sentencia la recién llegada. Es un momento cómico de una manera extravagante, pero sobre todo significativo al darnos un anticipo del comportamiento tiránico de una mujer transitando por un estancamiento artístico. The Novelist’s Film (2022) relata la historia de una novelista recién llegada a una ciudad en donde coincidentemente se reencuentra con personajes que no hacen más que recordarle un talento y prolificidad que anda dormido o, en el peor de los casos, ya no está con ella. Ante esas circunstancias, Junhee no hace más que reaccionar frente a sus “anfitriones de paso” con hostilidad, en principio contenida y luego inevitable no aparentarla. Dichos encuentros se reducen a la escritora yendo al grano, recordándoles eso que a ella le disgustó y todavía le retuerce. Junhee convierte el encuentro casual “afortunado” en una situación penosa, en una escena de confrontación o, para ser más preciso, el momento para hacer su descargo.
Estamos entonces ante una hostilidad sintomática. Una carga provocada por la acumulación de estrés, lo que evoca a una descarga que pueda resultar exagerada o hasta demencial para el resto. No puedo dejar de hacer un comparativo mental de esa reacción frente a la coyuntura del COVID-19, una temporada en donde muchos nos volvimos sensibles, hostiles, estancados, sofocados, encerrados entre paredes física y no físicas. Pensémoslo de esta manera. Junhee es una mujer que escapa de algo, ese virus de la infertilidad creativa. Se va hasta otra ciudad que es un gesto de aislamiento. Ahí se encuentra a personas que quieren contagiarle o recordarle esa pandemia de la improductividad creativa. Y ella se molesta con ellos, los calla mediante sus comentarios o literalmente. Les tapa la boca, lo que sería colocarles tapabocas. En consecuencia, ellos no hablan -o hablan en señas- o toman su distancia. Y Junhee también toma su distancia. Es un idioma pandémico lo que aquí sucede. En otro momento extrañamente cómico, la escritora da la espalda a esas personas que no paran de hablarle y lamerle las botas, y ella solo prefiere mirar en un largavista, arrancarse de ese lugar o circunstancia en donde se encuentra. Ella hace un primer plano a personas que caminan a lo lejos, quiere visitar un mundo o realidad que no tiene nada que ver con el suyo. Toma distancia desde lo virtual. ¿Es acaso posible que lo virtual me aleje de eso que tanto me irrita?; parece preguntarse la novelista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario