Lo silente sugiriendo
el caos. La película de Valentyn Vasyanovych sigue la historia de un fotógrafo
de bodas. Su rutina de sesiones, el cuidado de su anciano padre y su relación
de pareja son una balanza en su rutina. Para cuando una comience a flaquear, el
resto se irá derrumbando, aunque sin dramatismo. La cámara en Black Level (2017) toma distancia como si
se estuviese retratando algún documental. Todo luce pasivo, incluso los
acontecimientos más fatales. La película se construye en base a planos fijos. No
existen diálogos. Son las propias acciones de su protagonista principal las que
nos dan noción de su estado emocional que va languideciendo. Lo cierto es que la
crisis llega a propósito de un aglutinamiento de hechos que se expresan en una
circunstancia específica. Black Level
termina dándonos pauta de que aconteció una derrota, pero, en consecuencia, se
generó un renacimiento. Valentyn Vasyanovych hace un ejercicio motivacional sin
recurrir a la expresividad a gran escala.
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