Un rasgo de crónica manifiesta
la historia de Clarisa Navas. En esta, un equipo de fútbol femenino aguarda su
turno para participar en un modesto campeonato de barrio. En el transcurso no
solo veremos el retrato de este grupo de compañeras, sino también a este
interactuando con sus similares. Hoy
partido a las tres (2017) hace bosquejo de una pequeña comunidad lésbica que
juegan fútbol. Es su ocio por este deporte el que despliega una serie de
(des)encuentros que van modelando o dando idea de un comportamiento propio de
su colectividad fuera del campo de juego. Mientras que aguardan al encuentro, las
mujeres se relacionan, conversan, se confiesan, se ilusionan, se resienten, y
en ese largo es que se va gestando un pequeño universo, en donde el partido de
balompié por momentos resulta ser una excusa para coincidir con los suyos.
Hoy partido a las tres podría definirse como una película sobre personajes huyendo
a donde se sienten pertenecer. Existen varias de sus protagonistas que tras su
rutina de fútbol cohabitan con una rutina “oficial” que no las estimula,
situado en un lugar en donde no están sus compañeras de cancha. Muy
significativo es el personaje de la que para en la banca, la que nunca eligen,
pero ahí está. Será invisible dentro del campo, pero no lo es en el momento de
joda, la verdadera convivencia. Es a través de ese personaje que el fútbol luce
como pretexto. Similar hipótesis genera el personaje que juega bien con el
balón, la misma que niega aprovechar un fichaje que posiblemente la lleve al
fútbol profesional. No es el fútbol, es el equipo para quién juega lo que le
conforta.
Sin embargo, existe un
desnivel en esta reunión comunitaria. El que se congreguen no siempre implica
un ambiente de bienestar, y con ello no hago referencia a los instantes en que
pelean entre ellas –gesto que es más bien propio de la camaradería–. La
película de Clarisa Navas, al ser crónica de una pequeña sociedad lésbica, cita
también al entorno y los pertenecientes a este. Es casi una metáfora la que
propone la directora. De pronto la desorganización de los organizadores de un
campeonato, un puente caído, una lluvia, además de otros percances, parecen ser
pruebas de que esta comunidad no es del todo bien asistida. Siempre está expuesta
a contratiempos, roces que sí son serios, y que obviamente toca a las
protagonistas. El final de Hoy partido a
las tres es claro. El jolgorio, para ellas, tiene un límite de duración. El
final de un partido es el retorno a una rutina que les resulta ajena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario