Una película sobre
personajes que van coincidiendo a pesar de sus diferencias, específicamente las
ideológicas. Santa y Andrés (2016)
relata la historia de un enemigo del gobierno y su guardiana. Andrés (Eduardo
Martínez), un escritor homosexual –típico estereotipo de la oposición en Cuba–
será vigilado por Santa, una granjera de lado de la revolución, mientras se
desarrolla una jornada gubernamental en las cercanías de su domicilio.
El director Carlos
Lechuga, sin complicaciones argumentales, establece una cercanía entre estos
dos protagonistas a partir de su condición de solitarios; Andrés siendo
“gusano” social, mientras que no queda muy claro los antecedentes de Santa. Santa y Andrés corrige las desavenencias
políticas optando por un rasgo humanitario, lo que traerá consecuencias que
restriegan los actos de despotismo de una causa.
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