Lo que suponía era el
fin de una pesadilla, resulta ser más bien la prolongación de una vida lanzada
a la deshonra. By the Name of Tania (2019)
reconstruye el testimonio de una adolescente víctima de la prostitución forzada
dentro del perímetro de la selva amazónica. Los directores Mary Jimenez y
Bénedicte Liénard mantienen el nombre de su protagonista en anónimo con el fin
de acentuar esa pérdida de la identidad, consecuente provocado por la trata de
personas. A “Tania” le arrebatarán su nombre, su cuerpo, su voto, la
adiestrarán a ser obediente y sumisa, la obligarán a ser una persona que no es.
No hay diferencia entre los dueños o los pueblos a los que arribe. Su trayecto
no hace más que perdurar un estado de subyugación al cual se irá habituando
producto de la resignación ante el dolor y la impunidad en extremo a la que es expuesta.
Lo atractivo de este
documental es su retrato representado desde la ficción. La historia de “Tania”
no está lejos al modo cómo una sociedad asume un mito, por ejemplo, el del
chullachaqui, ese espíritu de la selva que extravía a los vivos en la frondosa
selva. Sendos casos son tan frecuentes en dicho ámbito al punto en que parecen
ser reconocidos como innatos al territorio, por tanto, normalizados, pero que
no dejan de arrastrar un miedo o una vergüenza en la sociedad. By the Name of Tania ficcionaliza o
mitifica lo real dando pie a una perspectiva que cuestiona la negligencia de la
misma comunidad que ha institucionalizado la prostitución forzada, asumiéndola
como si fuese un cuento de terror que trasciende con el boca a boca, en lugar
de tratarlo como un hecho tangible que debe ser erradicado.
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