La iniciativa de
concederle una retórica literaria es la que genera una serie de desaciertos en
esta película que se inspira en la biografía de Rosario Castellanos. No hay
duda que la directora Natalia Beristain quiere hacer de la igualdad de género
su tema de fondo, a propósito del compromiso de la escritora mexicana a lo
largo de su labor académico y diplomático; sin embargo, antes de ello habrá
otorgado a su historia impresiones melodramáticas de tonos idílicos que, más
allá de introducir, retardan, e incluso la desvían de su propósito principal.
Los adioses (2017) crea flashbacks
y una dialéctica poética emitida por su protagonista, para después descartarlos
apenas se explote el discurso de intenciones feministas. La película parece
estar formada por dos momentos que distingue personalidades distintas zurcidas
por bruscas elipsis. Existe un cambio abrupto entre el paso de la soltería a la
vida doméstica de Rosario (Karina Gidi), porque pareciese que tratamos con una
protagonista distinta. El feminismo de la escritora en la primera parte es
nulo, lo que incentiva un gesto inverosímil, consecuencia de la “revolución”
enfática de la escritora por frenar lo injusto.
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